viernes, 6 de enero de 2012

JULIO BEPRÉ


JULIO BEPRÉ nació en Córdoba en 1945. Fue Secretario General de la Fundación Argentina para la Poesía donde dirigió sus publicaciones. Ha realizado distintas traducciones de poetas italianos del siglo XX y ha sido traducido a dicha lengua. Publicó los siguientes libros: Año del inicio – El día y la advertencia (1974), Rastro de la proximidad (1981), Ráfaga o sueño  1984), Persistencia (1985), Nacer de olvido (1988), Demora en el mundo (1990), Antología breve (1991), El mar es una sed (1992), Palabra de mi boca (1993), No hay día sin noche (1996), Callejón de salida (2000), Antología breve (Traducción al italiano de María Spagnuolo) (Caserta, Italia, 2001), Andante inmoderato (2002), Caducidad de la sombra (2005), y Arraigo Inasible (2006) e Instante italiano (2007). Tiene obra ensayística, narrativa y crítica.




NOCHE CELESTE

Consigo lleva la oración junto al ruego.
Espera un año más con declinante agobio.

Se detiene y escucha una música niña.
Memoriza de pronto un antiguo poema.

Amalgama con prisa su término y origen.
Avanza sin retraso frente a tanta distancia.

No niega los instantes y hasta perdona al siglo.
Hoy mira enternecido la luz que lo ilumina.

En esta noche todo parece más humano.
   



NO MÁS

Alguien debe rehacer con premura
cada palabra extraviada en el mundo

y afrontar toda ocasión y cuanto
arrima la verdad junto al silencio.

Aunque el día y la noche se asemejen
y el mundo se oculte tras un gris infinito

aunque se ignore adónde y cuando
el tiempo añadirá más inclemencia.   

En esta hora apenas debe oírse
aquello que llega en un murmullo

y no esa habitual cautela desolada
con su larga y desgarrada queja.




¿QUÉ ES?

Miraba desde lejos tu figura
apenas asomada en el balcón.

Luego arribó hasta mí
un grácil canturreo 
no escuchado jamás.

Es su voz me dije ensimismado.
Es tu voz resuelto te grité.

Tus ojos fulguraban en mis ojos
mas nada recompuso
la ruinosa demanda
de este incauto y mísero
fervor de la memoria.    

Inmerso en un andar ambiguo
nada puedo hasta hoy esclarecer. 

¿Es este amor un animoso azar
o algún infierno intimidante
repleto de llamas afanosas?
 



¿Y?

 Uno interroga si no es ya
 tarde, inmensamente tarde;

 si cuanto no se alcanzó a decir
 en el olvido ahora desespera;

 si el amor avistado una vez
 puede aún regresar a ese entonces.

 Uno se siente desnudo y
 se mira como extraño en un espejo y

 uno se ausenta de toda realidad y
 hasta de Dios se olvida en este

 lesivo vivir instaurado en las horas
 mientras huyen los meses y los días,

 los gozos y pesares,
 el siglo y este instante.

                                               

1 comentario:

  1. Fué una bendición tener a Julio Bepré en Mar del Plata,(cuando esta ciudad era un gran pagaré frente al mar) Nos enseñó a leer poesía y a respirar a la vez... Poesía.
    Gracias Julio, y doy fé que no te olvidas de esta ciudad, a pesar de las cicatrices.

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