jueves, 15 de marzo de 2012

NORMA PADRA


Nació en Buenos Aires, en 1947. Pese a tener inédito su libro de poemas “Entre brillos y penumbras”, partes de su obra se difunden en diarios, revistas literarias y sitios web de Argentina, Brasil, Chile, Perú, Venezuela, Guatemala, Puerto Rico, España, Portugal, Alemania, Italia, entre otros; algunos de ellos se han traducido al italiano, portugués, inglés, catalán, e integran varias antologías. En 2007, Antología de poesía: “Pareceres”, editada en España; la antología de cuento breve: “Cuento contigo”, ediciones Playa Sola; y la antología de cuentos “Redes de papel” (2008); antología “El libro de los talleres”, (2008). Publicó varias plaquetas de poesía. Fue coordinadora de talleres de escritura, lectura y pintura, en grupos infantiles y para adultos. Fundadora y directora de la revista “Papirolas” en 1995, soporte papel, edición mensual, con distribución gratuita, para el nuestro país y el extranjero. Desde 2008 coordina los encuentros literarios mensuales de “Río de Letras”. 






[Neptuno recoge las lágrimas...]

Neptuno recoge las lágrimas
de amor de una sirena.
Desgarrando almas va el viento
que un día se llevó a Pablo.
Ese que habita en nosotros,
ese que fue amanuense
de los cantos de Eros
en las caracolas del mar...
Nada se lleva el tiempo
cuando amamos,
sólo quedan sus huellas
como presagio de una fuerza
extraña e inexplicable.



TIEMPO

Pasa la vida
¡Ráfaga hechicera!
Nombres escritos en la arena
que el mar borra en instantes.
Todo es rítmico
respiración de relojes
mareando las horas.
Voluntad de dicha
y misterios.
Ausentes de misericordia
buscamos
las respuestas
en nuestro interior.
Ejercitando el alma
con equilibrio
aquietando risas y llantos.
El sendero
mece un sueño nuevo
cada noche
esperanzado.


 
[Hay un huerto milenario...]

Hay un huerto milenario
detrás de cada dilatada estrella
donde desfallecen húmedas campanas.
Pasaje al infinito silencioso
donde descansan los relojes.
 


PLENITUD

Pétalos de almendro
esparcidos mágicamente
bajo unos pies descalzos.
Su mente evoca remolinos
de pesadas emociones:
suaves manos acarician
sus blancos cabellos
saboreando inquietantes
momentos mezclados
con aroma de café,
yaciendo trémulos
junto al deseo
de un mañana
sin lágrimas,
entremezclando sueños...
dejando huellas
en su alma
de viento y luna.